Como estaba planeado nos encontramos todos a las 9:00 am en Callao, donde nos dieron instrucciones y una pequeña introducción a Madrid. La magia de sus comidas, la personalidad y el carácter de los barrios, la presencia del vino, y la vida cotidiana de los madrileños.
Los recorridos fueron permitiendo que el grupo derivara entre los sonidos citadinos, el olor de las tapas, el caminar de su gente siempre de la compañía de un clima cálido y un sol resplandeciente. Caminando y analizando las calles, la composición del mobiliario urbano, los edificios, los pisos, los recorridos de sus calles medievales llegamos a la plaza del sol, una plaza que se abre al publico siendo una plaza de encuentro turístico donde es fácil perderse entre la gente y el movimiento.
Bajamos hasta la plaza mayor donde pudimos ver la antigua cede de gobierno, donde vivieron personajes importantes de la nobleza, y donde pudimos observar el acabado de sus estructuras, la pintura de sus fachadas y la amplia plaza donde los domingos se lleva a cabo un gran mercado.
Buscando entonces la puerta de los moros, nos topamos con el mercado de San Miguel, donde pudimos saborear las frutas frescas, las aceitunas y la variedad de comidas que el lugar ofrece. Siempre es un gusto poder probar la comida local.
Llegamos luego a la puerta de los moros, donde se ve claramente la presencia Arabe en España, sus jardines, su arquitectura entre otras son las muestras de una cultura fuerte que marco un periodo histórico de la ciudad.
Desde ese mismo punto nos dividimos en grupos de arquitectos y diseñadores, para poder analizar mas a fondo la personalidad de los distintos barrios que conforman Madrid, caminamos durante varios minutos y encontramos un pequeño bar donde nos atendieron muy al estilo local. Pedimos un par de cervezas y con cada una de ellas nos fueron llegando los aperitivos, pastel de papa, aceitunas con pimentón, aceitunas solas entre otras.
La calle principal que conecta con el palacio real se abre como una gran autopista y al costado donde se ubica el palacio hay una terrasa con paraguas que permite tener un vista panorámica del mismo, un lugar muy agradable para tomarse una copas y charlar mientras se contempla la vista.
Hicimos por último un recorrido interno por el palacio real, una experiencia que hay que vivirla, ver de cerca la calidad artística de cada uno de los cuartos reales, los muebles con estilo barroco, neoclásico y totalmente recargado en el buen sentido. Los cuadros, los murales, los tapetes, las mesas, las sillas todo cuenta una historia, una memoria y un trabajo artesanal que nos regresa a una época artesanal y ostentosa.
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